Ahora que mi voz se ha quebrado,
ya sólo tu llanto queda.
Me llamas: ¡Madre, madre!
y abrazas mi cuerpo destrozado,
pero ya soy cómplice del silencio.
Yo que te di la vida,
te dejo tristemente,
impotente entre lágrimas y sangre
en este valle de muerte.
martes, 26 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
exitos con el blog :p
Completá tu perfil.
J.L.C.
Publicar un comentario